Si buscás ordenar tu casa y mantener la ropa en buen estado, las cajas para ropa son la solución. Son prácticas, fáciles de mover y ayudan a aprovechar mejor el espacio del placard o del depósito.

Son contenedores diseñados para guardar prendas. Suelen tener tapa, y algunas son transparentes para ver qué hay dentro sin abrirlas.

• Plástico duro: ligero, resistente a humedades y fácil de limpiar.
• Cartón grueso: económico, ideal para ropa que no se moja; conviene en climas secos o para uso estacional.
• Tejido o non-woven: liviano, buena transpirabilidad; a veces con tapa y asa.

Medí tu ropa y el espacio disponible. Para prendas largas como abrigos, buscá cajas altas; para conjuntos y camisetas, opciones más bajas y anchas. Si querés apilar, elegí cajas apilables con tapa rígida.

• Tapa y cierre: evita polvo y desgaste.
• Asas o agarres: facilita moverlas.
• Transparencia: facilita ver el contenido.
• Apilabilidad: evita que se desplacen y ahorra espacio.
• Protección contra humedad: algunos plásticos sellan y resisten filtraciones.
• Identificación: etiquetas o marcadores ayudan a encontrar prendas rápido.

• Rotá la ropa por temporada para que no quede tanto tiempo almacenada.
• Guardá prendas limpias y secas para evitar olores y manchas.
• Etiquetá por tipo de prenda o temporada para acelerar la búsqueda.
• Optá por materiales resistentes si vas a apilarlas en lugares como garajes o lofts.

• Durabilidad y material según tu clima y humedad.
• Tamaño y forma compatibles con tu placard o depóstio.
• Si necesitás transparencia, elegí cajas con ventana o tapa translúcida.
• Precio y garantía; buscá opciones que ofrezcan fácil acceso y fácil limpieza.
• Opciones eco-amigables: plástico reciclado, cartón certificado o materiales biodegradables.